
Farolillos, trajes de flamenca y hombres a caballo vestidos de corto. Las Sevillanas suenan en las casetas, hay gente bailando tanto dentro como fuera de ellas, llenando de color y alegría con las vueltas y taconeos las calles de la Feria de Sevilla.
El mes de Abril atrae a turistas de todas partes del mundo. Después de la Semana Santa, días de pasión y dolor por la muerte y resurrección de Jesucristo, el Real de la Feria anima a todos con sus cantos alegres por rumbas y sevillanas. Junto al barrio de Los Remedios, desde el lunes “del Pescaíto” hasta el domingo, la noche se enlaza con el día, dando un respiro a altas horas de la madrugada. Para los que no trabajan esos días, son unas pocas horas dedicadas a descansar, darse una ducha rápida y pisar de nuevo el albero y el tablao. Para otros, la feria comienza de nuevo por la tarde, al finalizar la jornada laboral.
La feria ganadera
El origen de esta fiesta hay que buscarlo a mediados del siglo XIX, cuando dos comerciantes Narciso Bonaplata y José María de Ybarra, piden al Cabildo Municipal de la ciudad de Sevilla que se celebre una feria anual durante los días 19, 20 y 21 de abril. Las ferias ganaderas eran muy famosas en Europa, teniendo en la provincia en fechas cercanas la de Mairena del Alcor y la de Sanlúcar la Mayor.
El lugar elegido para tal celebración fue El Prado de San Sebastián, entonces situado a las afueras de la ciudad. En 1850, cuatro años después, era tal la afluencia de público que tuvo que separarse la zona ganadera del área de diversión. Desde ese momento, la feria no hizo más que crecer, atrayendo a ganaderos y agricultores, curiosos y otros que sólo iban a disfrutar de la fiesta. Por ello, en 1973, la feria se traslada al recinto actual que lleva su nombre El Real de la Feria, junto al barrio de Los Remedios.
Indumentaria
Un mes antes de la feria, las tiendas dedicadas a la moda flamenca, son un hervidero de gente. Más de la mitad de las ventas se registran en estos días, cuando mujeres adultas, adolescentes y niñas buscan un traje nuevo que lucir en la Feria. En las casetas, rojos, blancos, verdes, y otros colores de moda se mezclan en las vueltas y pasadas. Desde los modelos más tradicionales hasta los más modernos, todos son perfectos para disfrutar bailando sevillanas, pasear a caballo o andando por las calles del Real.
Las batas de percal, indumentaria humilde de las mujeres ganaderas, rematadas en dos o tres volantes han ido evolucionando hasta transformarse en el actual traje de flamenca. Menos modificaciones ha sufrido el “Traje de corto” que visten los hombres, teniendo el mismo origen.
Farolillos y albero
El Real de la Feria es un espacio abierto, de aceras de albero y únicamente cercado por las casetas dispuestas a ambos lados de las calles. Los coches de caballos –llamados carruajes- pasean hasta las ocho de la tarde bajo un techo de cielo y farolillos que alumbran las calles bautizadas con nombres de toreros.
Cada año, la portada está inspirada en alguno de los monumentos emblemáticos de Sevilla, si bien ha habido excepciones como la de 2010, conmemorativa de la aviación militar. En 2013, de entre los 75 diseños presentados a concurso, ha sido elegido el que representa a La Plaza de España. La portada se ilumina el lunes a las 24:00h en un evento conocido como el “Alumbrao”, momento en el también se encienden todas las demás luces del Real, hasta el domingo a la misma hora, cuando los fuegos artificiales cierran una semana de buen ambiente, rebujito y sevillanas.
Una ocasión única para conocer parte de la cultura española, en concreto la Sevillana, y entablar nuevas amistades.
Blogger: Amy
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